Lo que para los Judíos se llama Tzedaka y tiene muchos aspectos, “porque” y “para que” es lo que los católicos llaman Caridad.
El precepto de caridad no es sólo dar dinero al pobre o necesitado, sino también a todo el que necesita asistencia o sólo una palabra de aliento, tanto en lo físico como en lo psicológico.
Hacer caridad es más importante que todos los sacrificios ofrecidos, porque está escrito: “Hacer justicia y derecho es más grato al Señor que el sacrificio” (Proverbios 21:3). Israel será redimido solamente a través de la práctica de la justicia, porque está escrito: “Sión será redimida por la justicia y sus liberados por el derecho” (Isaías 1:27).
Es un precepto bíblico dar caridad al pobre porque está escrito: “Si hubiera en medio de ti un necesitado de entre tus hermanos le abrirás tu mano (Deuteronomio 15:7-8) y lo acogerás; extranjero o residente, vivirá contigo” (Levítico 25:35).
Prestando atención a lo que cada uno pide, nos daremos cuenta de que cada persona es siempre diferente y, por lo tanto, nos debemos adecuar a esto y dar acorde a ello.
El sustento de cada persona se fija de año a año. Según cómo uno lo utilice, así se lo recompensará. Realizando caridad nadie se perjudicará, por el contrario, todos nos veremos beneficiados. La caridad anula muchísimos decretos malos y salva a la persona de todo tipo de mal.
Reglas básicas de la Tsedaka
- Cantidad de Tsedaka: Una cantidad promedio seria la décima parte de lo que una persona gana durante el año. En nuestros días, en que se pagan impuestos al gobierno y esos impuestos generalmente se deducen de los salarios, se debe considerar que el “ingreso” es la suma neta a disposición de una persona después de pagar los tributos.
- Todo aquel que demuestra compasión por otros se le muestra a su vez compasión a él, porque está escrito. “El Señor te haga gracia y misericordia y te multiplique…” (Deuteronomio 13:18).
- La tzedaká debe darse con alegría y con simpatía. Si uno la da con displicencia y con expresión sombría, aunque se trate de una magnífica suma, pierde el mérito de su propia obra y viola el mandamiento bíblico: “y no serás de corazón mezquino cuando le des” (Deuteronomio 15:10).
- No destacar lo que damos para ser alabados, sino por el contrario, ocultarlo lo máximo posible.
- Si no se le puede dar al pobre dinero, que mínimamente le dé frutas o comida, para que no se vaya con las manos vacías. y si aún asi no se tiene , se debe al menos mitigar los sentimientos de la persona pobre con palabras reconfortantes.
- Si el pobre o necesitado no acepta la caridad como un regalo, se lo debe dar en préstamo.
- Una promesa de tzedaká debe ser cumplida inmediatamente. Demorarse cuando se es capaz de cumplir inmediatamente una promesa es una violación del precepto bíblico: “Cuando hicieres un voto al Señor, tu Dios, no retardes el cumplirlo”. (Deuteronomio 23:21)
- Pero si no se puede subsistir sin que se reciba tzedaká, no se debe vacilar en aceptarla. Si esa persona es orgullosa y renuncia a la tzedaká se le compara con aquel que se quita la propia vida, y que a su pena agrega una trasgresión.
- No exigiremos la restitución de un préstamo cuando se sabe que la otra persona no tiene aún los medios para hacerlo. La Torá dice: “No te portarás con él como acreedor” (Éxodo 22:24). Igualmente no debes negarte a devolver un préstamo cuando se posean los medios para pagarlo, ya que está escrito: ‘ No digas a tu prójimo: vete y vuelve, mañana te lo daré . . .” (Proverbios 3:28).
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