Todos dibujamos ciertas películas en nuestra
cabeza: cómo debería ser nuestra alma gemela, cuán espiritual debería
comportarse una persona, cuál debería ser mi empleo. Pero a veces esas
películas pueden volverse tan arraigadas en nuestra conciencia que nos
cerramos a mayores posibilidades que quizás nunca antes hemos
considerado.
Algunas veces debemos romper el caparazón y estar
abiertos al nuevo camino delante de nosotros el cual nos guiará a una
mayor realización.
Fuente: Yehuda Berg
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